domingo, 31 de marzo de 2013

El deportista y el alcohol

Deporte y alcoholismo

El deportista y el alcohol

El alcohol se podría decir que es la droga más antigua y usada en el mundo. Su origen sería árabe ya que la palabra original es “al Kuhul". Tiene propiedades desinfectantes, y se usa en distintos ramos como en cosmética, en fabricación de pinturas, en la elaboración de medicamentos, bebidas, perfumes, en la industria, entre otras aplicaciones, y también para consumo humano.

     Hay 16 tipos de alcoholes, pero los más conocidos y habituales son: el alcohol metílico, (alcohol de quemar) que se usa con fines industriales, es incoloro, inflamable, tóxico, y de olor penetrante. El alcohol etílico es obtenido por síntesis del etileno o por fermentación de los azúcares y éstos se obtienen de frutas y hortalizas. Este último es usado en la medicina y en la elaboración de productos para el consumo humano.

     El alcoholismo es una adicción altamente destructiva, tanto para la mente, como para todo el organismo en general, ya que atraviesa la membrana celular y por lo tanto afecta distintos órganos. Se realizaron distintos estudios en relación con los efectos del alcohol y el rendimiento físico en humanos. En este sentido, se desprende la siguiente posición del American College of Sports Medicine:

  • El consumo agudo de alcohol ejerce un efecto negativo sobre la psicomotricidad, como tiempo de reacción, coordinación de ojos y manos, la precisión, el balance y la coordinación.
  • Puede alterar la regulación de la temperatura del cuerpo durante el ejercicio prolongado en ambiente frío.
  • El alcohol puede disminuir la fuerza, la potencia, la tolerancia muscular local, la velocidad y la tolerancia cardiovascular.
  • El consumo prolongado y excesivo produce cambios patológicos en hígado, cerebro, músculo, corazón y puede llevar a la incapacidad y la muerte.
  • Educar a deportistas, dirigentes, educadores, médicos, entrenadores, prensa, etc. para que sepan los efectos del consumo del alcohol sobre el rendimiento físico y las alteraciones agudas y crónicas que se puedan producir.
Está demostrado que el etanol afecta el sistema nervioso central, provocando euforia, deshinibición, mareos, disminuyendo la respuesta a los reflejos, somnolencia, alucinaciones, confusión etc. Cuando la dosis de alcohol es más alta, aparece enlentecimiento de los movimientos, impide la coordinación de los miembros, y pérdida temporal de la visión, etc.

     El alcohol es el principal depresor del sistema nervioso central. En distintos grados, está presente la agresividad, el descontrol de impulsos y hasta el estado de coma y muerte cuando las dosis son excesivas y en forma aguda como lamentablemente se observa en los jóvenes durante los fines de semana. El alcohol afecta al complejo de la dopamina en un primer estadio provocando euforia y pérdida del miedo, único efecto que se podría considerar positivo para el deporte.

     Es importante saber que el consumo de ciertas bebidas alcohólicas y en dosis no recomendables, con los años puede producir daño neurológico irreversible, pudiendo llevar a la demencia alcohólica. Por otro lado, hay dos inconvenientes muy importantes, uno es que aumenta de peso por la cantidad de calorías que tiene cada gramo de alcohol (1 gr. 7 calorías), y el otro inconveniente es la acción sobre los receptores gamma de nuestro cerebro, produciendo una ralentización o enlentecimiento de las neuronas.

     Por lo expuesto, la función psicomotora es la más afectada (tiempo de reacción, coordinación mano-ojos, etc.) y por ende el rendimiento deportivo. Un efecto a tener en cuenta es la hipoglucemia (azúcar baja en sangre) por disminución de la denominada gluconeogénesis hepática (producción de azúcar por el hígado). Aparentemente el alcohol no tendría efecto sobre el consumo máximo de oxígeno.

     Hace unos años se realizó un estudio en la Universidad de Southern, en el estado de Illinois, por el cual se investigó durante 19 meses a 51.500 estudiantes con entrevistas y cuestionario. La conclusión fue el elevado consumo de alcohol entre los alumnos universitarios que practicaban deportes (publicado por la Revista Journal of American College Health). Por lo que el consumo de alcohol más elevado, estuvo en deportistas que entre los que no practicaban deportes; además se observó más consumo entre los capitanes
que en el resto del grupo.

     La dependencia alcohólica y los problemas relacionados con el alcohol son, en nuestro país, más prevalentes que los del consumo de las denominadas drogas ilegales. Los consumidores de alcohol que acuden a la consulta médica pueden ser ubicados en uno de los siguientes grupos:

  • Aquellos cuyo consumo constituye un riesgo o perjuicio para su salud aunque no haya problemas objetivables.
  • Aquellos que presentan una patología asociada al consumo perjudicial del alcohol aunque no presentan dependencia alcohólica.
  • Aquellos que presentan dependencia al alcohol.
Como puede apreciarse, la gravedad va en orden creciente, lo cual muestra la importancia de la detección precoz ante el consumo de una droga tolerada e incentivada por todos los medios de difusión masiva. Sólo el tabaco y los medicamentos de consumo libre compiten con el alcohol en su prevalencia en las encuestas realizadas.

     Es importante no desestimar ningún ámbito, pues el abuso y la dependencia alcohólica, si bien pueden tener una base genética, son determinantes las condiciones que se dan en el desarrollo de la vida del individuo en todos sus ámbitos de socialización. El alcoholismo atraviesa todas las edades y condiciones sociales, sin restricciones y se puede dar en personas con o sin otro trastorno previo, concomitante o posterior al consumo.

     Piense el lector, en la infinita gamas de aspectos que influyen en el consumo de una bebida alcohólica; un éxito deportivo, un cumpleaños, un bautismo, la nochebuena, una encuentro con amigos, una situación de tristeza, una situación de alegría, y no hace falta abundar más.

     Tengamos en cuenta que el alcohol no es simplemente un combustible, sino también un depositario de muchísimos sentimiento, ilusiones e ideas de la humanidad. Tal vez si pensamos en términos de moderación, podamos conseguir que aquel que hoy es un consumidor compulsivo de alcohol pueda aprender que no sólo el alcohol puede emborrachar sino también la tristeza, el dolor, el éxito, la derrota, en fin, las singularidades
de la vida pueden atentar contra ella.

     Hay que destacar que las situaciones de pérdidas significativas como la del trabajo, oficio o profesión, el retiro, la jubilación, el final de una carrera deportiva o sucesivos fracasos, y el consumo de alcohol, se alimentan mutuamente entre sí en una espiral creciente.

     Tengamos en cuenta que el consumidor de alcohol puede arrimarse a la consulta y recibir de los profesionales tratantes, solamente indicaciones médicas de prohibición del consumo. Esta prohibición puede resultar ineficaz si el profesional busca como aliado del tratamiento la voluntad de alguien cuya voluntad es precisamente la primera victima del consumo de alcohol.

     El abordaje de los trastornos por consumo de alcohol requiere la participación de una amplia gama de personas e instituciones tanto para el tratamiento como para la prevención. En este sentido, tengamos en cuenta que la detección precoz de los conflictos que predisponen al abuso de alcohol, se puede dar en todos los ámbitos de la vida; familia, docentes, vecinos, deportistas, entrenadores, kinesiólogos, amigos, en fin, cualquier persona significativa, antes que llegue a la consulta por presentar problemas serios de adicción.

     En este sentido, es de utilidad, lo aportado por las denominadas ciencias de la conducta a partir de la década del 70; la conducta de los individuos es algo explicable, predecible y modificable; y el consumo de alcohol es una conducta. En realidad tenemos que decir que estas posibilidades se deben a que la conducta es el resultado de un proceso de aprendizaje social. Cuando decimos aprendizaje no nos referimos solamente al aprendizaje escolar sino aquel que surge de la solución de los problemas que plantea la vida
en todos los ámbitos donde transcurre la historia del individuo.

     Un paso más importante aún, es no sólo considerar que se aprende a tener conductas de consumo de alcohol, sino también que se puede aprender socialmente a dejar de consumir excesivamente o que también se puede aprender a no consumir excesivamente alcohol.

     El tratamiento esta apuntado a un equipo multidisciplinario (psiquiatras, médicos, psicólogos, asistentes sociales, profesores de educación física, etc.) que incluyan a la familia; otra forma serían los grupos de autoayuda, y llegando al extremo de la internación en los casos severos, donde el manejo ambulatorio es imposible.

     Por el lado del deporte, los médicos, entrenadores, profesores de educación física, etc., que actúan a nivel de los grupos infanto-juveniles, tendrían el rol preventivo de crear espacios de acciones y reflexiones sobre estilo de vida saludables, proyectos de vida, promoviendo un diálogo permanente.


  • El consumo de alcohol tiene como consecuencia un aumento de la diuresis y, por lo tanto, favorece la deshidratación.
  • Los expertos aseguran que no se ha demostrado que el uso de la cerveza -especialmente por lo que supone su contenido alcohólico- tenga un efecto significativo sobre la mejora de la salud del deportista.
  • Cualquier cifra de alcohol afecta significativamente tanto el rendimiento como la recuperación del deportista, al valorar los posibles efectos positivos del consumo moderado de alcohol, incluyendo la cerveza, en la vida de un deportista.

En los últimos meses se han difundido algunas noticias en relación a supuestos beneficios del consumo de cerveza en la recuperación de un deportista, pero buena parte de la clase médica desconfía de estos preceptos. "Pequeñas cantidades de alcohol (a partir de 0,2 gramos de alcohol por litro de sangre) tienen efecto sobre diversas funciones neuropsicológicas. La práctica deportiva precisa la total integridad de todos los sistemas orgánicos, por lo que cualquier cifra de alcohol afecta significativamente tanto el rendimiento como la recuperación del deportista".

     El consumo de alcohol, en cualquiera de sus variantes, influye negativamente en el rendimiento, la fuerza y la coordinación. El etanol, presente en las bebidas alcohólicas, afecta el sistema nervioso, pudiendo provocar en un primer momento euforia y mayor fuerza, pero el efecto final es depresivo; es decir, deprime las capacidades del individuo para actuar ante cualquier situación y reduce los reflejos. Como consecuencia, los movimientos se enlentecen, la coordinación disminuye y si su ingesta fue excesiva puede ocasionar alteraciones en la visión.

     Igualmente, tampoco parece nada claro que el consumo de alcohol, aunque sea en cantidades de cerveza mínimas, tenga algún efecto beneficioso en la prevención de enfermedades cardiovasculares. "El alcohol es, después del tabaco, una de las principales causas individuales de mortalidad prevenible. La clara relación entre diversos cánceres y el consumo de alcohol desaconseja totalmente cualquier consumo, tal y como afirman con rotundidad las prestigiosas organizaciones científicas como 'World Cancer Research Fund' o 'American Institute for Cancer Research".

     Por otro lado, el alcohol actúa como diurético lo cual puede propiciar un cuadro de deshidratación durante la práctica deportiva, y debido a que su ingesta incrementa la pérdida de líquidos, también se produce una pérdida mayor de vitaminas y minerales esenciales para el adecuado desempeño deportivo como el potasio, magnesio, fósforo y calcio.


Alcohol y deporte

"Es muy importante que la persona que practique una actividad deportiva esté adecuadamente hidratada durante todo el día, es decir, antes, durante y después del esfuerzo físico que realice. La hidratación durante la actividad física es incompleta en muchos deportes por las características del esfuerzo y las pérdidas sudorales. En estos casos hay que intentar optimizar la hidratación lo máximo posible", señala el trabajo.

     Además, el etanol se absorbe rápidamente en el organismo y obstaculiza el metabolismo de otros nutrientes al mismo tiempo que genera un efecto inhibitorio en la oxidación de las grasas, por lo cual, puede ocasionar un incremento de peso corporal indeseado a expensas de grasa.

     Entre otros de sus efectos negativos sobre el metabolismo, podemos decir que el etanol aumenta la degradación de proteínas, lo cual por supuesto perjudica la masa magra de nuestro organismo. Por éstas y otras razones, no se aconseja el consumo de cerveza dentro de la dieta de un deportista.

     "No se ha demostrado que el uso de la cerveza, especialmente por lo que supone su contenido alcohólico, tenga un efecto significativo sobre la mejora de la salud. El deporte se asocia con una serie de valores éticos que deberían ser irrenunciables: compañerismo, respeto al rival, etc. Pero también debe implicar la renuncia a hábitos tóxicos como el dopaje, el consumo de drogas, de tabaco y de alcohol".


Dr. José A. Nayi

Médico, Especialista en Medicina Interna
Especialista en Cardiología
Master en Medicina Vascular
E-mail: josenayi@hotmail.com