lunes, 3 de marzo de 2014

La salud cardiaca y el matrimonio

La salud cardíaca y el matrimonio

Cada día está más firme el conocimiento de que el estrés o el tipo de calidad de vida emocional tiene una influencia directa sobre la salud y es en este sentido que en el caso de la vida matrimonial, la buena relación entre la pareja sin dudas que influye en la salud humana en general y cardiovascular en particular.

     Tal es así que los corazones ambivalentes (solteros o con vida conyugal complicada) estarían expuestos a un aumento del riesgo de padecer enfermedad cardíaca, según sugiere un estudio sobre matrimonios con sentimientos encontrados entre sí.

     El hallazgo más extraño fue que sólo si ambos integrantes de la pareja tenían sentimientos ambivalentes hacia el otro surgía ese aumento del riesgo (de enfermedad cardíaca), o sea que la salud de ambos esposos "es interdependiente; no importa lo que uno dice o hace, sino lo que ambos hacen en la relación" cuando se trata de la salud cardíaca.

     Estudios previos se habían ocupado de los efectos en la salud de los sentimientos positivos o negativos de las parejas, pero la realidad de la mayoría de las relaciones sentimentales no suele ser tan lineal.

     Por ejemplo, se estudiaron a 136 parejas de 63 años de edad en promedio y que habían estado casadas durante unos 36 años, los participantes respondieron preguntas para evaluar sus sentimientos hacia su esposa o esposo, cada uno tenía que calificar, por ejemplo, cuán contenedora o desagradable era su pareja en los momentos que necesitaba apoyo, consejo o ayuda; el equipo transformó esas respuestas en resultados "positivos" y "negativos".

     El 30 por ciento de los participantes gozaba de un concepto "positivo" de sus parejas, mientras que el 70 por ciento provocaba una combinación de sentimientos positivos y negativos, lo que el equipo consideró ambivalente.

     Los autores evaluaron el nivel de riesgo cardíaco de los participantes. Para eso, les realizaron estudios por imágenes para determinar la acumulación de calcio en las paredes de las arterias coronarias, también obtuvieron los valores de colesterol y azúcar en sangre e indagaron sobre los factores del estilo de vida (ejercicio y tabaquismo, por ejemplo).

     Las parejas en las que ambos tenían sentimientos ambivalentes hacia el otro registraban niveles significativamente más elevados de acumulación de calcio en las arterias que el resto; el equipo detectó un aumento del riesgo cardíaco sólo en esos matrimonios.

     Los resultados del resto de las evaluaciones no explicaron las diferencias observadas en las imágenes arteriales.

     Los sentimientos ambivalentes hacia la pareja influirían en gran parte en el nivel de riesgo cardíaco por el grado de contención ofrecido asociado con la calidad de la relación; esos efectos se aplicarían a cualquier tipo de relación.

     Al observar el papel que el matrimonio podría tener en la probabilidad de padecer un ataque cardíaco, los investigadores hallaron que los hombres no casados tenían entre un 55 y un 66 por ciento más de probabilidades de sufrir un ataque cardíaco, y las mujeres solteras entre un 60 y un 65 por ciento más, en comparación con los casados. La diferencia en el riesgo de morir de ataque cardíaco era incluso mayor para los hombres solteros que para las mujeres, afirmaron los investigadores. Para los hombres solteros, el riesgo de morir en 28 días tras un ataque cardíaco era del 60 al 168 por ciento más alto que para los hombres casados; en el caso de las mujeres solteras, el riesgo de morir de ataque cardíaco era del 71 al 175 por ciento mayor que para las mujeres casadas.

     Aún tras considerar otros factores de riesgo cardiovascular, como el tabaquismo, los antecedentes familiares y el colesterol elevado, en los pacientes solteros se duplicó el riesgo de morir o padecer una complicación cardiovascular grave, como un infarto, después de una angioplastía. Si bien el colesterol elevado y los antecedentes familiares de enfermedad cardíaca eran más comunes en el grupo
de casados, los solteros eran más propensos a padecer las complicaciones cardíacas más graves (muerte, infarto o nuevas angioplastías) en los 12 meses posteriores a la intervención original.

     Las probabilidades de morir de ataque cardíaco eran mayores para los hombres y mujeres solteros en todas las edades, en comparación con las personas casadas que tenían una edad parecida.

     En una relación cercana, como un matrimonio, una persona pasa mucho tiempo con otra, interactuando tanto con experiencias negativas como positivas de cada uno de ellos, como también las vividas plenamente en pareja, situación que aparentemente reduce el riesgo de ataque cardíaco tanto en hombres como en mujeres; por otro lado, hay estudios que han mostrado que estar soltero o vivir solo incrementa el riesgo de desarrollar y morir de enfermedad cardíaca.

     A los 30 días de la intervención, el 3,1 por ciento de los solteros y el 1,2 por ciento de los casados sufrieron una complicación cardiovascular grave. Al año, las cifras fueron respectivamente del 13,3 y 8,2 por ciento. Además, los solteros fueron dos veces más propensos que los casados a morir por cualquier causa.

     Además, el beneficio aparente del matrimonio fue mayor en los hombres que en las mujeres. El equipo advierte que los solteros tendían a llegar más enfermos a la angioplastía (por ejemplo, eran más propensos que los casados a estar cursando un infarto).

     Los pacientes cardíacos necesitan apoyo y su atención no culmina en el hospital, esto significa que si un paciente no tiene alguien que lo pueda cuidar, debería recibir atención especial.

     En una relación ambivalente, "uno es menos propenso a acercarse al otro en búsqueda de contención. Y si el otro es el que tiene sentimientos ambivalentes, será menos propenso a pedir ayuda".

     Además, sobre todo para hombres y mujeres de mediana edad, estar casado y la cohabitación están asociados con un pronóstico considerablemente mejor en las incidencias por eventos coronarios agudos antes de ser hospitalizados y después de llegar con vida al hospital, esta última es la conclusión de un estudio que aparece en la edición del 31 de enero de la revista European Journal of Preventive Cardiology.

     Para concluir podemos decir que la adecuada vida de relación conyugal tiene un efecto benéfico sobre la salud general y en particular la cardiovascular.


Dr. José A. Nayi
Médico, Especialista en Medicina Interna
Especialista en Cardiología
Master en Medicina Vascular
E-mail: josenayi@hotmail.com



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