Si bien estamos en época de contraer gripe, pareciera que el furor preventivo quedó lejos y en el olvido, como cuando un tiempo atrás todos estábamos involucrados en el uso masivo de un barbijo, o del alcohol en las manos, acompañado de campañas publicitarias que nos enseñaban -entre otras cosas- a cómo estornudar o toser.
Claro, fue en el marco de una pandemia (1) que nos surgió el alerta general, pero pareciera que nos hemos olvidado de esta enfermedad que tiene características muy particulares.
Para comprender mejor a esta patología debemos recordar que es una enfermedad infecto-contagiosa, de presentación aguda, autolimitada y que es generada por un virus denominado influenza (2).
Este virus presenta a un tipo A que se caracteriza por ser estacional (predominio en época invernal), y del cual se conocen al tipo H1N1-H3N2 y al subtipo H1N2, con la característica de compartir como reservorio a los animales; de ahí las gripes porcinas o aviar. Y al virus tipo B, que puede generar la infección en cualquier época del año.
Estos virus presentan la particularidad de padecer cambios o mutaciones que si son “menores” son las responsables de las epidemias (3), y las mutaciones mayores son responsables de las pandemias. Las últimas pandemias fueron en España en el año 1918, luego en Asia en el año 1957, y en el año 1968 en China. La gran contagiosidad de esta enfermedad se debe a la transmisión por vía aérea, por la que a través del estornudo o la tos se esparcen los virus, que al estar en contacto con otra persona lo puede contagiar; sinó el virus puede permanecer en objetos inanimados por un término de 7 a 10 días.
La capacidad de contagio se adquiere ya dentro del período de incubación (asintomática) que dura de entre 2 a 5 días, con un período de enfermedad de entre 7 a 10 días, que cuando se dá en un paciente inmunodeprimido (diabético o con enfermedad pulmonar crónica) el período puede extenderse hasta en 15 días.
Es importante también distinguir un resfrío en donde la repercusión sobre la salud es distinta ya que ésta sólo genera una rinitis, estornudos, y tos, con un comienzo más lento y menos duración y afectación general; en cambio en la gripe el comienzo es más abrupto, con fiebre elevada, dolor muscular y articular, cefalea, con faringitis y muchas veces determinando una neumonía o bronquitis y con posibilidad de descompensar otras patologías co-existentes.
Las complicaciones que determinan probabilidad de muerte, internación, están dadas por la extensión de la enfermedad a una neumonía viral, neumonía bacteriana secundaria, miopatías, miocarditis, pericarditis, encefalitis, síndrome de Guillian – Barré o complicaciones como el Sindrome de Reye, cuando a la gripe se le combina el uso de ácido acetil-salicílico (aspirina) en niños de 4 a 12 años.
Así, podemos definir a las poblaciones de riesgo:
- Mayores de 65 años
- Niños de 6 meses a 6 años
- Embarazadas
- Personas con comorbilidades importantes como asma-bronquitis crónica; fumadores; con insuficiencia cardíaca; con enfermedad coronaria; con diabetes; con enfermedades neuromusculares; con insuficiencia renal.
La gripe incrementa en 2,5 veces el riesgo de accidente cerebrovascular, de un infarto de miocardio en 1,8 veces, la posibilidad de bronquitis en un 30%, y la probabilidad de una neumonía en un 38%.
La probabilidad de una internación se duplica cuando existe alguna co-morbilidad como las antes mencionadas, pero particularmente en los diabéticos el riesgo de internación por descompensación se incrementa seis veces.
Siempre toda medida preventiva en salud es considerada importante, pero en la gripe y por ser una enfermedad viral en la cual no hay hasta la fecha un tratamiento etiológico, las mediadas preventivas son de vital importancia, y en este sentido nos tenemos que referir a que la higiene de manos, en la manera de toser o estornudar para evitar esparcir el virus, el uso del pañuelo descartable y el aislamiento de una persona con gripe de lugares de gran concurrencia de personas, y el evitar el contacto con personas con otras patologías, son vitales.
Luego, sin dudas, que la vacunación se convierte en la actualidad en una de las medidas más importantes, puesto que previene en un 40% la posibilidad de gripe en los grupos de riesgo, y de entre un 70% a un 90% en el resto de la población, puesto que su efectividad depende de la edad del paciente y del estado de salud general.
Pero lo más importante es que la vacunación disminuye la posibilidad de internación en un 30% al 70% y de una neumonía en un 70%, con una reducción de la mortalidad de hasta un 80% en las personas ubicadas en geriátricos. La efectividad de la vacuna comienza a las 2 semanas y dura hasta 12 o 15 meses. Dada la posibilidad de mutación del virus, es recomendable verificar que las vacunas estén actualizadas.
(1) Pandemia: Enfermedad que se extiende a muchos países o que ataca a la mayoría de los habitantes de una población.
(2) Influenza: Gripe.
(3) Epidemia: Enfermedad infecciosa que durante un periodo de tiempo ataca, simultáneamente y en un mismo territorio, a gran número de personas.
(4) Comorbilidad: En medicina, la comorbilidad describe el efecto de una enfermedad o enfermedades en un paciente cuya enfermedad primaria es otra distinta. El término fue acuñado por Alvan R. Fenstein (Philadelphia, EE.UU) en 1970, y se refiere a dos conceptos: La presencia de uno o más trastornos (o enfermedades) además de la enfermedad o trastorno primario, y al efecto de éstos trastornos o enfermedades adicionales.
Dr. José A. Nayi
Médico, Especialista en Medicina Interna
Especialista en Cardiología
Master en Medicina Vascular
E-mail: josenayi@hotmail.com